Darse por vencido es la tentación más frecuente para el cristiano, a eso se suma que lo que Dios pide o hace pareciera no tener sentido. En tratar de entender perdemos tiempo de obedecer, nos agotamos y queremos darnos por vencidos. No lo hagas, estás más cerca que nunca de ver la salida, sólo avanza un poco más aun cuando las cosas parezcan sin sentido.