A menudo imaginamos que vivir por fe significa confiar en Dios a ciegas, pero ¿qué hay de las innumerables pruebas de poder y amor de Dios, que los creyentes acumulamos a lo largo de nuestro caminar con Él? Claro que creemos sin ver. Al mismo tiempo sabemos que si Dios pudo hacer algo antes lo puede repetir. Entonces no es una fe ciega, al contrario, nos sobran las pruebas para dar pasos al vacío. No sabemos los detalles, no conocemos lo que está por venir, pero sí conocemos a Aquel que lo hará posible y eso nos da confianza. Este mes, aprendamos a vivir por fe.